El Barrio Gótico de Barcelona es una de las zonas más visitadas de la ciudad, tanto por turistas como locales. Sin embargo, no todo es lo que parece.
El Barrio Gótico es una de las zonas más concurridas de la ciudad. Primero, porque millones de turistas están deseando vivir esa ciudad que han visto en películas como Vicky Cristina Barcelona o E l Perfume. Quieren perderse por sus callejuelas, tomarse unas copas y compartir la experiencia con amigos y conocidos. Segundo, porque tiene bares de culto para los barceloneses, que ven misterio en cada esquina y farola gracias a La sombra del viento. Cada cual tiene sus motivos para enamorarse del barrio por excelencia de Ciutat Vella. Sin embargo, si una de esas razones fuera de índole artísticas, nos llevaríamos una decepción. Resulta que el Barrio Gótico de Barcelona no es exactamente tal, sino más bien una serie de edificios y monumentos embellecidos durante el siglo XX ¿Cómo te quedas?
La autenticidad del Barrio Gótico de Barcelona es un asunto polémico. Es cierto que hay edificios que se remontan a esta época, como las Drassanes Reials (astillero del siglo XIII) o la sala de contrataciones de la Lonja del Mar (siglo XIV). No obstante, los edificios más emblemáticos no superan los ciento cincuenta años de vida. Un caso muy llamativo es el del popular Puente del Bisbe, construido en 1929. En el caso de la Catedral de Barcelona, no adquirió su aspecto actual hasta que se terminó su fachada en el siglo XIX. Otro ejemplo es de la Plaza del Rey, que no consiguió su aspecto actual hasta 1934. Por esto, más que Barrio Gótico, debería ser el barrio neogótico.
¿Por qué se le llama entonces Barrio Gótico?
La no autenticidad del Gótico de Barcelona salió a la luz a raíz de la tesis doctoral de Agustín Cócola, que la explicó en su libro El Barrio Gótico de Barcelona: planificación del pasado e imagen de marca. Según sus investigaciones, durante el siglo XIX surgió el interés de que Barcelona se abriera al mundo y el mundo a Barcelona. De ahí que fuera la sede de la Exposición Universal de 1888. Barcelona tenía que ser destino internacional, como se había hecho con Brujas o Florencia.
También existía el interés de crear, en sus palabras, un pasado legendario para Cataluña. El estilo que mejor lo representaba era el Gótico, no solo porque era un estilo valorado en la época, sino porque recordaba a esa época de dominio del Mediterráneo.
En suma, según Córcola, adquirió el nombre de Barrio Gótico por un intento de atraer el turismo, y la identificación de la burguesía catalana con el arte gótico como época de esplendor del arte y la cultura catalana. Vamos, que las únicas construcciones verdaderamente góticas son las mencionadas Drassanes, el Salón del Tinell, el interior de la Catedral, la capilla de Santa Àgueda o la Casa Pia Almoina. Sin embargo, sea gótico, neogótico o viceversa, está claro que si es uno de los puntos más visitados de Barcelona no es por una cuestión de estilo arquitectónico, sino por su belleza y ese aire misterioso que lo envuelve.