El 13 de mayo de 1978 se estrenó en Francia la película Un papillon sur l’epaule (Una mariposa sobre la espalda), rodada en su totalidad en Barcelona.

Esta producción francesa dirigida por Jacques Deray es, sin duda, una de sus mejores películas, donde se pueden apreciar algunas de las características de su cine: largos planos con silencios, personajes que hablan poco y escasa presencia de la música. El guion lo firman dos reconocidas figuras del mundo del cine, el francés Jean-Claude Carrière, uno de los máximos exponentes del surrealismo francés y gran colaborador de Luis Buñuel, y el italiano Tonino Guerra, legendario escritor y guionista. El protagonista absoluto del filme es el actor Lino Ventura, que realizó toda su carrera cinematográfica en Francia. A pesar de vivir la mayor parte de su vida en este país, nunca quiso nacionalizarse francés.

La película es una mezcla de géneros, donde el drama se combina con elementos del suspense y la intriga. Fuerzas ocultas, servicios secretos, complot, persecución e incomprensión son algunos de los ingredientes en los que se ve envuelto el personaje  de Roland Fériaud (interperatdo por Lino Ventura), en una Barcelona que despertaba y renacía de muchas décadas de dictadura franquista.

Barcelona, abierta y cosmopolita, es el escenario principal

Al ambientarse en su totalidad en Barcelona, son numerosas las secuencias que se ruedan en exteriores de la ciudad y, entre ellas, no podía faltar La Rambla. Precisamente, la película se inicia con el personaje de Roland llegando a Barcelona en barco, mostrando unas primeras imágenes del protagonista andando por La Rambla con el monumento de Colón al fondo. En la escena aparece un grupo de marineros, muy probablemente reales, que acaban de desembarcar. Durante más de 30 años (desde principios de los años cincuenta hasta los ochenta), era muy habitual ver en el paisaje barcelonés, sobre todo en la parte baja de La Rambla y en el entonces llamado barrio Chino, grupos de marines, principalmente de la VI Flota de los Estados Unidos, que tenían Barcelona como uno de los principales puertos en el Mediterráneo. La cámara muestra un primer plano de Lino Ventura en un quiosco de la popular avenida buscando prensa internacional. Tal como se aprecia en la película, los quioscos de La Rambla tenían una amplia oferta de periódicos internacionales, hecho que refuerza la visión de una ciudad abierta y cosmopolita.

La secuencia tiene su continuidad con el personaje de Roland andando en dirección al hotel en el que ha de alojarse. Así, podemos ver diversos planos donde lo muestran cruzando la plaza Reial. Un limpia zapatos, muy habitual en la época, le ofrece sus servicios, que él rechaza educadamente. La zona central de la plaza, en el filme, tiene un aspecto descuidado, cosa que con el paso del tiempo y las diversas reformas de las últimas décadas, afortunadamente ha quedado como un recuerdo del pasado. Eso sí, ya entonces se podía admirar, como se ve en la película, la fuente de las Tres Gracias y las farolas de Gaudí.

En diversas secuencias del filme se aprecia el interés del director Jacques Deray por mostrar las zonas cercanas al puerto y, sobre todo, el mar. Así, por ejemplo, podemos ver en varios momentos planos aéreos del puerto (hoy en día el Port Vell) con el mar de un azul intenso. Además, en una de las escenas con el mar de fondo, se ve un primer plano de la base de una construcción metálica, que a medida que la cámara se eleva, nos permite reconocer la imponente Torre Jaume I del Teleférico del Puerto, con dos cabinas suspendidas en el aire, una en cada sentido, que se acercan a la torre.

Al final de la película, la plaza Catalunya es el escenario elegido para rodar el misterioso desenlace del enfermo mental. Precisamente, este personaje que Roland conoce en una extraña clínica, es el que dice que le habla a una mariposa imaginaria que está en su espalda (de ahí el título del filme). En la secuencia de la plaza Catalunya se le ve vestido con el mismo pantalón y camisa a rayas que llevaba en la enigmática clínica, hablando solo, rodeado de personas y de las populares palomas de la plaza.

«Deray quiere mostrar una ciudad abierta, marítima, con buen clima y con la gente ocupando las calles de día y de noche»

Esta interesante película de Jacques Deray, en la que el espectador después del visionado sigue manteniendo más preguntas que respuestas, se sustenta en un sólido guion, donde la mezcla de géneros se combina de manera solvente. Además, el hecho que de que haya muchas secuencias ambientadas en exteriores pone de relieve el deseo de Deray de mostrar una ciudad abierta, marítima, con buen clima y con la gente ocupando las calles de día y de noche.

En definitiva, una película que refleja acertadamente la evolución de la imagen de Barcelona durante los primeros años de la democracia, después de casi 40 años de dictadura. Para ello, La Rambla, la zona portuaria, la plaza Reial y el barrio Gótico juegan un papel fundamental en el filme, como escenarios reales del pasado y del presente de una ciudad que renacía después de un largo y oscuro periodo.

Eugeni Osácar, profesor titular del Campus de Turisme, Hosteleria i Gastronomia CETT-UB. Doctor en Didáctica de las Ciencias Sociales y del Patrimonio por la Universitat de Barcelona, es experto en turismo cultural y turismo cinematográfico. Entre sus múltiples publicaciones destaca el libro “Barcelona, una ciudad de película” (2018). Se trata de una nueva edición revisada y ampliada, con cinco nuevos capítulos.