El Raval es hoy uno de los barrios más multiculturales y underground de Barcelona. Carga con siglos de mala fama a sus espaldas y el origen de su nombre es solo un ejemplo.

El Raval es hoy sinónimo de cultura, bares de copas, música emergente y gatos gordos. Sin embargo, durante siglos ha sido una zona a evitar, tanto por las enfermedades como por su alto índice de criminalidad y prostitución.

Sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIV, cuando Barcelona se enfrentaba a una dura epidemia de peste. El rey Pedro el Ceremonioso mandó construir un nuevo cinturón de murallas al otro lado de lo que hoy es La Rambla (que en aquel momento, no era más que una riera). El objetivo era tener un espacio para abastecer y proteger a la población en caso de guerra o asedio. También localizar fuera del núcleo urbano a la población o negocios más sospechosos y proteger a la ciudad de las enfermedades. Por eso se enviaba aquí a las personas afectadas y empezaron a proliferar actividades indeseables y marginales.

Esta zona empezó a ser conocida como rabad, término árabe que designa a los suburbios o extramuros de una ciudad. También significa barrio de prostitutas y leprosos. Con el tiempo se catalanizaría para convertirse en Raval y en castellano evolucionaría a la palabra arrabal.

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El Raval en la década de los sesenta | Fotografía de Joan Colom.
El Barrio Chino

Entre el siglo XV y la desamortización de Mendizábal en 1837 El Raval se convirtió en una ‘tierra de conventos’, ya que se instalaron aquí muchas órdenes religiosas. Junto a estas empezaron a proliferar las fábricas y, en consecuencia, se instalaron los trabajadores más humildes. Su precariedad laboral y las pésimas condiciones laborales hicieron que durante los siglos XIX y XX se convirtiera en el foco de lucha social, activismo y asociacionismo. En el Raval se vivieron con intensidad acontecimientos como la quema de conventos de 1835 o la Semana Trágica de Barcelona de 1909.

A principios del siglo XX el Raval se llenó de cabarets, salas de espectáculos, tabernas y burdeles. Su proximidad con el puerto y La Rambla, además de sus calles estrechas y tortuosas, lo convirtieron en una zona nada recomendable. En 1925 el periodista Àngel Marsà lo bautizó como el Barrio Chino y, hasta la década de los ochenta, así se quedó. Artistas como Pablo Picasso, Josep María de Sagarra o Francisco Madrid no solo frecuentaron sus bares en busca de malos vicios, sino que retrataron la miseria de esta zona.

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Casa Almirall, bar fundado en 1860 que se convirtió en uno de los focos de la vida bohemia y marginal del Raval.
El Raval, un barrio multicultural

Durante la Guerra Civil y el Franquismo el Raval o Barrio Chino quedó como una zona degradada no solo a nivel social, sino urbanístico. Se convirtió en el barrio más peligroso de Barcelona. Con la llegada de la democracia se produjeron transformaciones urbanas  destinadas a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del barrio. Estas se intensificaron tras las Olimpiadas del 92 y alcanzaron su apogeo cuando, en el 2000, aquellas calles oscuras y peligrosas se convirtieron en un gran paseo: la Rambla del Raval.

Después de todos estos cambios ya no tenía sentido seguir hablando del Barrio Chino. Volvía a usarse el término del Raval pero esta vez no como barrio de prostitutas y leprosos, sino como foco de la cultura underground e internacional de Barcelona.

puente de diciembre en barcelona
El Gato de Botero en el Raval.

 

Imagen destacada: Barcelona Bus Turístic.