Los Juegos Olímpicos de 1992  transformaron radicalmente el paisaje urbano de Barcelona, que durante unos días se convirtió en la capital del mundo.

Se cumplen 26 años de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Barcelona, el evento que cambió la ciudad para siempre. La capital catalana siempre ha aprovechado esta clase de eventos para renovar su paisaje urbano. Ocurrió con la Exposición Universal de 1888, la Internacional de 1929 y culminó al aspecto que ahora conocemos entre 1986 y 1992.

Las Olimpiadas fueron todo un éxito para Barcelona y sus habitantes. No en vano, la organización costó 1.678 millones de euros y se invirtieron 10.330 millones en infraestructuras: estadios, nuevas terminales de aeropuertos, la Vila Olímpica, las Rondas, más kilómetros de playa… La ciudad que vivieron padres y abuelos no volvió a ser la misma. Afortunadamente, puedes revivirla a través de webs como Barcelona’92 Visita de Obras, que recopila imágenes como estas, y otras fotos de archivo.

Anella Olímpica

El arquitecto Puig i Cadafalch ya había observado a principios de siglo las posibilidades de la urbanización de la cima de la montaña de Montjüic. La Anella Olímpica se inspiró en sus ideas para albergar varias instalaciones deportivas, como el Palau Sant Jordi, el Estadi Olímpic, las Piscinas Bernat Picornell o la Torre de Comunicaciones, que diseñó Santiago Calatrava.

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La Anella Olímpica antes de ser la Anella Olímpica (1985).
Estadi Olímpic

El Estadi Olímpic Lluís Companys se construyó sobre los cimientos de otro que el Rey Alfonso XIII mandó construir para la Exposición Internacional. Aquí se celebraron las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de 1992.

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Construcción del Estadi Olímpic.

 

Port Vell

A los pies del Monumento a Colón se sitúa la parte más antigua del puerto de Barcelona,  que se renovó y amplió para las Olimpiadas.

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Moll de la Fusta en 1987.

 

Icària

Donde ahora se asienta la Vila Olímpica, construida como zona residencial para lo/as deportistas de Barcelona 92, estaba el barrio de la Icària. Un Manchester catalán repleto de industria y viviendas que llevaban ahí desde el siglo XIX y que las excavadoras borraron del mapa.

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Barrio de Icària.

 

Vall d’Hebron

Se construyó en los años 50 como zona de viviendas e industria pero no adquirió su aspecto actual hasta la celebración de los Juegos Olímpicos.

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Vall d’Hebron

 

Les Glòries

La historia de esta plaza es accidentada. Ildefons Cerdá la colocó en su Plan de reforma como «el centro de la Barcelona racional» en 1859. A partir de entonces vivió varias reformas, entre ellas la creación de una anilla vial que se desmanteló en 2014.

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Les Gòries antes de las Olimpiadas.

 

Más kilómetros de playa

Finalmente, los Juegos Olímpicos también se tradujeron en dos kilómetros más de playa , las de la Vila Olímpica. De este modo, las arenas de la Barceloneta dejaron de ser las únicas viables para plantar la sombrilla.

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Panorámica de las playas de Barcelona en 1988.