Se llama Negre de la Riba y acecha a las almas inocentes desde una calle de la Barceloneta.

La próxima vez que pasees por la Barceloneta permanece alerta, porque alguien observa tus pasos desde las alturas. Se trata de una de las reliquias más preciadas e inquietantes de la historia del barrio: el Negre de la Riba. Está colgado de espaldas a una de las paredes de la calle Andrea Doria y es la réplica de un mascarón de proa de un navío que rescataron en el siglo XIX.

Cuentan que alrededor de 1860 había un bergantín varado en el puerto listo para desmontar. El mascarón llamó la atención de Francesc Bonjoch, que se lo llevó para decorar la entrada de su taberna. Fue una buena acción de marketing, ya que enseguida atrajo a clientes y curiosos. En aquella época se desconocía exactamente qué representaba, ya que estaba algo deteriorado. Algunos lo definieron como un negro africano e incluso le pusieron nombre, Papus. Hoy sabemos que, por mucho que inventaran las malas lenguas, era la imagen de un nativo americano.

negre de la riba
El barri de la Ribera, en la Barceloneta.

 

Precisamente de estas historias surgió la leyenda de que el Negre de la Riba era como el Hombre del saco, ya que si los niños se portaban mal, se los llevaría. No parece muy tranquilizador encontrarte con esta oscura figura en plena noche, así que hizo bastante bien su trabajo.

El Negre de la Riba pasó de Bonjoch en Bonjoch hasta que, en 1919, murió el último descendiente. Fue entonces cuando un vecino de El Carmel lo compró para decorar su fachada. Los vecinos de la Barceloneta echaban de menos a su personaje y era frecuente que se desplazaran para verle. Tiempo después, en el 34, lo donó al Museu Marítim de Barcelona, donde puede visitarse.

En la Barceloneta seguían echando de menos al Papus. Por eso en el año 2003 se fabricó la réplica que actualmente hay en la calle Andrea Doria para celebrar el 250 aniversario de la creación del barrio. Durante las fiestas populares tiene su propio pasacalles pero por lo general, no se mueve de su sitio. Al menos, no mientras mires.