Además de proyectar películas y espectáculos, la sala Mercè reunión a los artistas más importantes de la época.
Decir que Antoni Gaudí (1852-1926) sea uno de los arquitectos más importantes del siglo XX es una perogrullada. Como también lo es añadir que La Sagrada Familia, el Park Güell o la Casa Batlló son sus obras más reconocibles. Sin embargo, si de pronto te preguntan si conoces la Sala Mercè o cuál fue su primera gran obra, la situación cambia. Una buena forma de conocer a los grandes genios es a través de sus obras más desconocidas. En el caso del padre del modernismo catalán, una de ellas fue la primera sala de cine que hubo en La Rambla.
En 1904 el pintor catalán Lluís Graner inauguraba un local de espectáculos en la Rambla de los Estudios. La llamó Sala Mercè en honor a la patrona de Barcelona. Graner quería traer al país el éxito de las salas de cine de Estados Unidos. El lugar estaba compuesto por una entrada franqueada por dos arcos que daban a dos taquillas. En una de ellas había un demonio autómata que repetía “Mortales que os reís de mí, todos vendréis a mí”. Tras la entrada, se accedía a una sala de espera. A su derecha se ubicaba la sala de espectáculos; a la izquierda, la obra más original y también desconocida de Antoni Gaudí.
Las Grutas Fantásticas de Gaudí
Para convertir el lugar en un local de arte integral, le pidió a su amigo Antoni Gaudí que la decorase. Aprovechando las dimensiones del lugar, diseñó las Grutas Fantásticas, unas cuevas subterráneas repletas de estalactitas con cráteres y una cascada de agua natural en el interior. Aquellas originales grutas maravillaron a los artistas y genios del momento. Es más, el mismo Salvador Dalí llegaría a describir ese paisaje como comestible.
Otro de los grandes atractivos de la Sala Mercè era el novedoso cinematógrafo. Se programaban películas mudas, proyecciones habladas -en las que dos actores interpretaban el diálogo del filme tras la pantalla-y visiones musicales-cuadros proyectados en la pantalla que combinaban luz, color, música y poesía. La capacidad era de 200 localidades y no era difícil alcanzar el aforo completo.
El artista tenía especial interés en que este local acogiese todo tipo de expresión artística. Por eso, además de Gaudí, la Sala Mercè acogió a importantes figuras del mundo de la cultura. Algunos nombres son Enric Morera, Lambert Escalé, Miquel Costa i Llobera o Salvador Alarma.
La Sala Mercè cerró en 1913 para ser sustituida por el Cine Atlántico, que duró hasta 1987. Actualmente, el solar lo ocupa el hotel Citadines. Apenas existen fotografías de cómo fue esta sala pionera en la historia del cine de Barcelona. Lo que está claro es que debió ser algo tan espectacular como los shows que ahí se representaban. Imaginación que no falte.