Entre los aplausos de una multitud enardecida, las
floristas de la Rambla cubrieron materialmente de rosas y
de claveles a lady Fleming
"Me tratan como si fuera un héroe"
El biólogo escocés Alexander Fleming (1881-1955) visitó junto a
su mujer Sarah la ciudad de Barcelona en 1948, tres años después
de recibir el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de
la penicilina. Gracias a ello, muchos barceloneses afectados por la
tuberculosis pudieron salvar la vida durante la posguerra. De ahí el
caluroso recibimiento que le dispensaron. El jefe de prensa del
Ayuntamiento por aquel entonces, Fernando Barangó-Solís,
acompañó al matrimonio durante su estancia. El homenajeado le
comentó: “Me tratan como si fuera un héroe”.
Cercanía y humildad
Fleming destacaba por su carácter amable y cercano, además de
humilde. Durante el encuentro que tuvo lugar con los periodistas,
le recordaron que no percibía ningún tipo de aportación
económica por la producción y exportación de la penicilina
sintética. Algo que, aseguró, no le importaba. En el discurso
ofrecido en la Academia de Medicina de Barcelona insistió en lo
excesivo del recibimiento que le brindaron. A tenor de algunos
protagonistas, éste se produjo entre “vítores y aclamaciones”.
Los quioscos de La Rambla
Es interesante conocer la visita de Alexander Fleming a partir de
sus propias palabras. Así, el escritor francés André Maurois le
dedicó una biografía en la que incluyó fragmentos de los diarios
del propio Nobel: “Muchos aplausos. […] Impresión de ser
Winston Churchill o la princesa Isabel. […] Me parece que hago
más el papel de embajador que de conferenciante módico”. Un
Maurois que conocía muy bien la ciudad. No en vano se refirió a
los quioscos de La Rambla como “los más espléndidos del
mundo”. Y añadió: “Es lo que mejor tiene la ciudad de
Barcelona”.