Antonio era un amante del mar. Quizá por eso seenamoró de Barcelona, porque el Mediterráneo se complace en acariciarla
Dos gardenias para La Rambla
El cantante cubano Antonio Machín (1903-1977) hizo del bolero
su religión. Popularizó temas que han sido la banda sonora de
muchas generaciones: Toda una vida, Angelitos negros o Dos
gardenias. La relación con España culminó tras su matrimonio con
la andaluza María de los Ángeles Rodríguez. De todas las ciudades
en las que actuó, fue Barcelona la que causó en el artista una
impresión más honda. Un amor a primera vista. Y La Rambla
jugaría un papel destacado.
"Marfil en el verso. En la prosa seda, en el alma oro"
Siempre que venía a Barcelona se hospedaba en el Hotel Manila
(actual Le Méridien, situado en la esquina de La Rambla con la
calle del Pintor Fortuny). Su pasión por el paseo barcelonés era de
sobras conocida. Entre los responsables, el matrimonio formado
por José Luis Maruendas y María Dolores Boadas, dueña de la
mítica coctelería de La Rambla que lleva su apellido. Muy cerca de
ésta, en la plaza Vicenç Martorell, una placa recuerda al cantante
cubano: “Antonio Machín. Marfil en el verso, en la prosa seda, en
el alma oro”.
Ñeco
Su inocente belleza y voz angelical le valió el apodo de Ñeco,
abreviación de muñeco. Tras sus primeros éxitos musicales en
Cuba, se trasladaría a Nueva York en 1930. De ahí a París y,
finalmente, a Barcelona. Actuó en salas de baile míticas como El
Bolero de la Rambla de Catalunya o el céntrico teatro Novedades,
donde llegó a hacer tres funciones diarias. Eso sí, se instalaría en
Sevilla, lugar de residencia de su mujer. De hecho, sus restos
reposan en el cementerio de San Fernando de la capital andaluza.