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  • Dos norteamericanas en Barcelona
  • Confió en Picasso cuando aún no era conocido
    La fama de la escritora norteamericana Gertrude Stein (1874-1946) se debe, en buena medida, a su perspicaz olfato por el arte de vanguardia. Así, esta hija de un rico empresario de Pensilvania, acabaría instalándose en París en 1903. Su casa fue uno de los salones más concurridos de la ciudad y por el que pasaron los artistas más destacados de aquella época. De sus paredes colgaron obras de Gauguin, Cézanne, Matisse o Picasso, cuando la mayoría de coleccionistas no los apreciaban. Compartió toda su vida con la también norteamericana Alice B. Toklas.
  • Sorprendidas por La Rambla
    Su poesía vanguardista hizo de ella una autora minoritaria hasta la aparición del libro Autobiografía de Alice B. Toklas (1932), en el que pese al título parte de sus propios recuerdos. Entre los episodios que destaca se encuentra un viaje a Barcelona en 1947, siempre junto a su inseparable Alice. Llegaron con una carta de recomendación que Picasso les escribió para que entregasen a su amigo catalán Ramón Reventós. Entre las cosas que más les sorprendieron está la vitalidad del paseo barcelonés: “Resultaba desconcertante ver a tantos hombres paseando por las Ramblas”.
  • Una relación rompedora
    Junto al amigo de Picasso, Ramón Reventós, recorrieron los alrededores de Barcelona en coche (“cosa rara en aquellos tiempos”) a la caza de iglesias antiguas. Eso sí, comiendo siempre cada dos horas. Algo que calificaron de “fatigoso”, pero divertido. Tras su breve estancia en la ciudad se desplazaron a Mallorca, donde ya habían pasado una temporada durante la I Guerra Mundial. Período aquel del que recordaban la principal preocupación de los isleños: “Lo que más les impresionaba era la cantidad de dinero que costaba [el conflicto bélico]”.
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