La expresión “eres más famoso que la Moños” se la debemos a
Dolors Bonilla Alcànzar (1871-1940). El apodo fue producto de su
particular atuendo. Una hippy avant la lettre que cautivaba con su
simpatía tanto a barceloneses como a turistas. Cantaba y recitaba
poemas a cambio de unas monedas. Su biografía, llena de lagunas,
ayudó a crear la leyenda. La más comentada, un posible abandono
tras quedarse embarazada de un marqués. De ahí, el desequilibrio
que la llevaría a deambular por la Rambla.
Determinada y abstraída
Este singular personaje hizo de la Rambla su escenario habitual,
pese a vivir en un modesto piso de la desaparecida calle Cadena
(actual Rambla del Raval). Se movía con un paso menudo y
precipitado, según la describió un cronista de la época. El escritor
Manuel Vázquez Montalbán la recordaba así: “Una pintoresca vieja
senil que sólo se peleaba con ella misma”. Determinada y abstraída
hasta el punto de cruzar la Rambla durante los bombardeos de la
Guerra Civil sin sufrir ni un solo rasguño.
Emperatriz de La Rambla
La fama que acompañó en vida a la Moños hizo de ella una mito
tras su muerte. Ha inspirado a muchos artistas en películas, obras
de teatro, canciones y poemas. Además de contar con una figura
en el Museo de Cera y otra en el Museo de los Autómatas del
Tibidabo. Incluso se la bautizó con el grandilocuente título de
“emperatriz de la Rambla”. Ante las preguntas de los curiosos, ella
agitaba el abanico y respondía: “Soy republicana, pero de la
república de Barcelona” o “Yo no gasto ni un céntimo y voy a la
moda”.