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Un palacio para el marqués de Comillas
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Llegó el rey, hizo el trayecto de las Ramblas, desde el Portal de la Paz hasta el palacio
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El palacio de La RamblaAntonio López y López (1817-1883), marqués de Comillas, fue uno de las grandes fortunas que se instaló en La Rambla (con el permiso de los Güell). En concreto, en el Palau Moja. El título nobiliario hace referencia a la localidad de Santander de la que era originaria la familia. No obstante, fue en Barcelona donde establecieron la sede de la mayoría de sus empresas. El palacio de La Rambla lo adquirieron el marqués y su esposa, Lluïsa Bru, en 1870. Un edificio barroco que otro marqués, el de Moja, había encargado al arquitecto Josep Mas i Dordal en 1790.
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Un imperio económicoLa biografía del marqués de Comillas es la historia de un hombre hecho a sí mismo. Establecido en Cuba con catorce años, desempeñó diversos trabajos; entre ellos, el de dependiente de ropa. Así, subministró a la isla atrevida lencería procedente de Francia. Regresaría a España con una considerable fortuna, tachada de “enorme caudal surgido como por ensalmo”. Al establecer su residencia en la tramo alto de La Rambla contribuyó a darle más prestigio que a la parte inferior. Su hija, Isabel López Bru, se casaría con Eusebio Güell, dando lugar a uno de los imperios económicos más destacados de la época.
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Con Verdaguer y Alfonso XIIEntre las personalidades que pasaron por el Palau Moja se encuentra el poeta catalán Jacint Verdaguer, cura y limosnero de la familia. De hecho, habitó en la casa unos años. Antes, a principios del siglo XIX durante la ocupación de la ciudad por parte de las tropas francesas, se instalaría el general Joseph Chabran. También se hospedó en el edificio el rey Alfonso XII, quien con tan solo 16 años disfrutaría de los salones decorados por el pintor barroco Francesc Pla “el Vigatà”. Lo hizo en enero de 1875. Los descendientes de la familia así lo recordaban: “Llegó el rey por mar, montado a caballo, tocado con la barretina, hizo el trayecto de las Ramblas, desde el Portal de la Paz hasta el palacio, causando una gran sorpresa a los vecinos, quienes se asomaban a los balcones avisados por el ruido de las salvas disparadas en honor al rey”.


