-
Crónicas de La Rambla
-
Este vientecillo de la Rambla tiene la virtud de convertir lo más superficial de nuestro organismo en lo más profundo de nuestra existencia
-
La Rambla en el punto de miraJosep Pla (1897-1981), considerado el mejor prosista en lengua catalana, quedaría atrapado por una de las calles más cosmopolitas del mundo. Nada extraño, puesto que ha sido el termómetro de la vida política y cultural de la ciudad; sobre todo, a principios del siglo XX. El autor de El cuaderno gris destacaba por su ingenio a la hora de buscar el adjetivo más adecuado. Y la Rambla no escapó a esta inquietud. De ella dijo que ha sido “la arteria cívica por excelencia durante siglos”.
-
El arte de distraerseEl joven Pla, originario de Palafrugell (Girona), cursó estudios en la Universidad de Barcelona. Acabaría la carrera de Derecho, aunque ejercería de periodista y escritor. Fue corresponsal para diferentes publicaciones en Francia, Italia o Alemania. De su época de estudiante recordaba las tertulias en el Ateneo Barcelonés y los paseos (o el arte de distraerse, decía) por su queridísima Rambla: “Está imponente, de luces, de gente y de dinero”.
-
Salado y amorosoUna de les mejores descripciones de la Rambla salió de la pluma de Josep Pla. De un joven Pla. En Barcelona, una discusión entrañable repasa la geografía de la capital, poniendo especial atención en su calle más icónica. Curiosamente, le dedica todo un capítulo al viento que por ella sopla. Lo describe como “salado y amoroso”. También habla de “la frescura del sabor a menta del embate de las esquinas”. Y, respecto al Liceo, escribió: “Una vitrina fascinante, magnífica, viva, basada por lo tanto en el puro exhibicionismo”.


