“Ama el industrial su industria, con el propio entusiasmo que el artista su arte”
Hizo fortuna en las colonias
La vida de Joan Güell i Ferrer (1800-1872) es quizás el ejemplo
más elocuente de aquellos catalanes que se trasladaron a las
colonias de ultramar con el objetivo de regresar cargados de dinero
y reconocimiento social. Los llamados “indianos” o “americanos”.
Joan Güell empezó ayudando a su padre en el negocio que tenía en
la República Dominicana. Después, continuó en Cuba, desde
donde volvería a Barcelona para invertir todo lo ganado gracias al
monopolio obtenido con la venta de productos procedentes de
España (al ser la isla un mercado cautivo). Se casó con Francesca
Bacigalupi en 1845. Fruto de esta relación nacería Eusebi Güell,
mecenas del arquitecto Antoni Gaudí.
Vivió en La Rambla
El industrial Joan Güell, dedicado a la industria textil y
metalúrgica, estableció su residencia en la que entonces era la calle
más prestigiosa de Barcelona: La Rambla. Así, en 1862 el patriarca
compraba al abogado y senador Felip Bertran i d’Amat un par de
fincas, aún en pie, situadas en los números 35 y 37. Fueron
reformadas por el maestro de obras Pere Casany, el mismo que
reformó la contigua Casa Fradera ubicada en la esquina con la calle
Nou de la Rambla. En el reparto de la herencia de Joan Güell, la
del número 35 pasó a manos de su hija Josefina y la del 37 a
manos de Eusebi. Este último la habitó mientras se llevaban a
cabo las obras de su nueva residencia: el cercano Palau Güell
diseñado por Antoni Gaudí.
Pelea por la herencia
Entre las iniciativas empresariales de Joan Güell encontramos la
que llegaría a ser una de las fábricas metalúrgicas más importantes
del siglo XIX: La Maquinista Terrestre y Marítima. Su origen fue
un modesto taller llamado La Barcelonesa que se encontraba en La
Rambla del Centro. Curiosamente, los hermanos que heredaron el
imperio amasado por el padre, Josefina y Eusebi, batallarían por
otro activo, indivisible en este caso, que consideraban más
preciado: el palco familiar del Gran Teatre del Liceu. Finalmente,
fue el varón quien se hizo con él.