Invitado a la Ópera, vi en un palco a una dama canosa con un vestido de terciopelo rojo
'Rosso Valentino'
El diseñador italiano Valentino Garavani (1932) es uno de los
creadores de moda más importantes del siglo XX. Aprendió el
oficio en París durante la década de los años 50. Fue entonces
cuando visitó Barcelona para asistir a una representación de ópera
en el Gran Teatre del Liceu de La Rambla. Quedaría
“conmocionado” por el vestido de terciopelo rojo que llevaba una
de las damas que asistió al estreno. Así lo recuerda: “Entre todos
los colores usados por otras mujeres, parecía único, aislado en su
esplendor. Ella se convirtió en la diosa del rojo”. El creador del
mítico “rosso Valentino” entablaría amistad con otros modistas
establecidos en Barcelona como Manuel Pertegaz o Rosser (Roser
Pujol).
Un desfile diario
La calle Ferran y La Rambla, con el Liceu como epicentro, han
sido auténticas pasarelas en las que la burguesía de la ciudad lucía
sus mejores galas. No es extraño que en ellas se instalasen las
firmas de moda más prestigiosas de la época, antes que el Paseo de
Gracia tomase el relevo. La escritora Elisa Vives de Fàbregas
describió el ambiente de esta calle a finales del siglo XIX en una
fecha tan señalada como el 1 de noviembre, día de Todos los
Santos. Justo ese mediodía se daba por inaugurada la temporada de
invierno: “A esta hora la elegancia se presenta en la Rambla a dar y
recibir empujones, ojeadas significativas y acaso alguna cita”.
La calle de la moda
En el año 1885 había censados en Barcelona más de doscientos
veinte talleres de sastres, de los cuales veintitrés se encontraban en
La Rambla. La primera tienda de ropa ya confeccionada y lista para
ser adquirida (o prêt-à-porter) la abrió el sastre Ramon Bosch en
esa calle. El paseo fue sede de firmas tan importantes como los
Grandes Almacenes El Siglo, la Sastrería Modelo de los Hermanos
Pantaleoni, la Camisería Xancó (fundada por Antoni Cotchet y en
la que aprendieron el oficio Josep Xancó y Joan Bel) o los Grandes
Almacenes Santa Eulalia de Domènech Taberner y su socio Lluís
Sans.