La fuente de Portaferrissa data de 1680 y refleja que, antes de ser una ciudad cuadriculada, Barcelona tuvo murallas medievales.

Si tienes que pensar en la fuente más representativa de La Rambla la respuesta es clara: la de Canaletas. Ya sea por la leyenda de que si bebes de su agua volverás a Barcelona o por ser el lugar en el que los culés celebran sus títulos, lo cierto es que acapara toda la atención de rambleros y visitantes. Sin embargo, hay otra fuente que, aún siendo discreta, tiene mucha historia que contar: la fuente de Portaferrissa.

Situada frente a la entrada del Palau Moja, la casa del patrimonio catalán, se trata de una fuente pública que data de 1680 con una vistosa cerámica que refleja una escena cotidiana del siglo XVIII. No todo es modernismo en Barcelona, ha sido lugar de íberos, griegos, romanos y musulmanes y por supuesto, también fue una ciudad medieval que vivió un tiempo de esplendor económico. De hecho, Portaferrissa significa “puerta de hierro” y se llama así porque la puerta de una de las murallas que rodearon Barcelona hasta el siglo XIX tenía unas barras de hierro que se utilizaban como medida de objetos que se vendían en Cataluña, como los tejidos.

fuente de portaferrissa
Detalle de la Fuente de Portaferrissa | Fuente: Wikimedia Commons

 

Con el Plan Cerdá de finales del siglo XIX las murallas medievales que encerraban Barcelona desaparecieron pero la fuente quedó como prueba de ese pasado. Para ilustrarlo, en 1959 Joan Baptista Guivernau incluyó la decoración en cerámica que la caracteriza. Esta ilustra la vida comercial que había en torno a la fuente en el siglo XVIII. Hasta un siglo después, la calle Portaferrissa tenía muchísimas tiendas y aún hoy es una importante área comercial.

Barcelona tiene alrededor de 1.600 fuentes repartidas por sus distritos pero esta, sin duda, es una de las más históricas.