El panot de Barcelona es todo un sÃmbolo de la capital catalana. Forma parte del dÃa a dÃa de la ciudad, aunque muchas veces pase inadvertido.
El panot de Barcelona es una de las imágenes más icónicas de la ciudad. Lo encuentras por todas partes: souvenirs para turistas, camisetas, tatuajes (true story), postales… y sobre todo, en el suelo. Si algo tiene la capital catalana es que el arte está donde menos te lo esperas, hasta bajo las suelas de tus zapatos (al Mosaico de Joan Miró nos remitimos). Su historia está ligada a la mayor época de expansión urbana de la capital catalana. Te contamos su origen.
El panot de Barcelona es una baldosa hecha de cemento, arena y agua que representa una flor de cuatro pétalos. Hay mucha polémica sobre su diseño. Su autorÃa se suele atribuir al arquitecto Josep Puig i Cadafalch (1867-1956), el mismo que proyectó la Casa Amatller en la manzana de la discordia del Paseo de Grà cia. Sin embargo, no se puede asegurar al 100%. Es verdad que frente a esta misma casa elaboró una baldosa con la flor de almendro, en alusión al apellido de la familia. Se parece muchÃsimo al panot pero ni es exactamente la misma imagen ni está hecha del mismo material. Asà que si lees que este arquitecto es su autor, desconfÃa. Primer mito derribado.
La historia del panot de Barcelona
A principios del siglo XX Barcelona era conocida como can Fanga por la gran cantidad de barro que se acumulaba en las aceras. Revistas satÃricas como L’Esquella de la Torratxa se hacÃan eco de esta mala fama con viñetas como la que mostramos. Por eso, la Comisión del Ensanche —encargada de llevar adelante el Plan Cerdá—aprobó homogeneizar las aceras. El material a utilizar serÃa el cemento hidráulico, ya que era barato, versátil, se producÃa en la ciudad y además se podÃa diseñar sobre él. De hecho, la burguesÃa catalana llevaba tiempo comercializándolas.
En 1906 el Ayuntamiento lanzó un concurso público para la fabricación 10.000 metros cuadrados de losetas, junto con un muestrario de diseños, cuyo origen no se documentó. Estos eran una flor, una calavera, cÃrculos concéntricos, cuatro pastillas y cuatro pastillas con cuatro cÃrculos. Â
Lo ganó la Casa Escofet, que se encargó de pavimentar las calles de Barcelona con el diseño del panot, convirtiéndose en uno de los sÃmbolos más emblemáticos de la ciudad. Otro diseño emblemático es el Panot GaudÃ, presente en el Passeig de Grà cia. El último diseño son las flores de plátano de la Diagonal, instaladas en 2015.
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