El plan perfecto para el frío tiene nombre propio: una taza de chocolate en La Rambla y alrededores.
Es primavera pero hace frío. La Rambla y más de uno se frota las manos para calentárselas. Hace rato que callejeas y necesitas descansar. En una de estas, giras por una de las callecitas que desembocan en el paseo más concurrido de Barcelona. De pronto, lo hueles. Ese dulce aroma que recuerda a tardes de juegos, dedos manchados y estómagos contentos. Está decidido, hoy toca merendar chocolate caliente y el mejor lugar para hacerlo es una granja de las de toda la vida.
1. Dulcinea
Dirección: carrer de Petritxol, 2
Es la primera granja con la que topas cuando llegas a la calle más golosa de la capital catalana, el carrer Petritxol. Se fundó en 1941 en lo que antes fue una cervecería de barrio, quizá para demostrar a los vecinos que el secreto de la felicidad no está en una botella, sino en el cacao. Han pasado los años pero el local y el personal mantienen la estética de antaño. No puedes salir de aquí sin haber probado su suizo o su especialidad, xocolata amb melindros.
2. La Pallaresa
Dirección: carrer de Petritxol,11.
Si continúas paseando por el carrer Petritxol- lo cual puede hacerse desde 1947 al ser la primera calle peatonal de Barcelona-, darás con La Pallaresa. Es fácil reconocerla por la cola de clientes hambrientos que te impedirán el paso. También mantiene la magia de los viejos tiempos y, por recomendación de los yayos, es posible que termines cayendo en la tentación de su famoso suizo (chocolate deshecho con nata casera) ¿A que la espera ha merecido la pena?
3. Granja M. Viader
Dirección: carrer d’en Xuclà, 4-6
La historia de esta granja comienza en 1870, cuando la leche dejó de ser “el alimento de los enfermos” para popularizarse entre los vecinos de Barcelona. No se convirtió en chocolatería hasta 1910 y aunque también es conocida por ser una especie de máquina del tiempo que te traslada a las meriendas de los abuelos, se la recuerda por un hecho histórico muy importante: la creación del primer Cacaolat en 1931. Es un buen lugar en el que darse un capricho tanto en invierno como en verano, ya que su horchata está deliciosa.
4. Pastisseria Escribà
Dirección: La Rambla 83.
Vale, te la hemos colado. No es una granja como tal pero también es conocida por sus chocolates, por eso está incluida en el ránking. Fundada en 1906, su lema es “no sólo hacemos pasteles, creamos ilusiones”. Lo demuestran todas las pascuas con sus monas de xocolata (tan originales que siempre salen en los medios) y cada día con chocolate con churros o cruasanes de mantequilla (fueron los primeros de Barcelona en hacerlos). Otras especialidades son los pastissets de Tortosa del día y el turrón de yema quemada.
5. La Granja 1872
Dirección: carrer dels Banys Nous, 4
En una calle especializada en antiguallas y en la que puedes respirar la historia de La Rambla, está escondida esta granja con mucho que ofrecer (más allá del chocolate, claro). Está decorada como si no hubiera pasado del siglo XIX, la única muestra de que no estás en una anomalía espacio-temporal son las portadas de La Vanguardia que decoran sus paredes. Se inauguró en plena efervescencia modernista y ha mantenido ese encanto pero lo más sorprendente es que dentro hay piedras de la antigua muralla romana.