Tras nueve años de reformas y una inversión de 80 millones de euros, el nuevo mercat de Sant Antoni abrirá el 23 de mayo. Tendrá 235 paradas, un gimnasio y un parking.
La larga espera toca a su fin. Tras nueve años de obras, se desmontará el «campamento» provisional de comercios instalado en el carrer de Mansó para que se muden a su nuevo hogar: el nuevo Mercat de Sant Antoni. Este abrirá sus puertas el 23 de mayo con una clara vocación: convertirse en un punto de encuentro para los vecinos. María Masclans, presidenta de la Associació de Paradistes de Menjar Fresc del Mercat de Sant Antoni, es consciente del enorme interés que atraerá este nuevo mercado. Sin embargo, tiene clara que la prioridad no es el público extranjero. En declaraciones a La Vanguardia, comenta que «Las personas que visitan la ciudad serán bienvenidas pero queremos trabajar para que no entorpezcan la actividad realmente importante para nosotros”.
Muchas cosas han cambiado desde que empezaron las reformas. Para empezar, Sant Antoni se ha convertido en una zona de moda gracias a las decenas de restaurantes, bares y pubs que se han instalado en el barrio. Por eso, a la hora de decidir la organización del nuevo mercat se ha puesto el foco en el comercio de proximidad. También se han limitado los negocios de restauración y degustación. Así, solo habrá seis puestos para catar productos y tres bares. Sin taburetes, para evitar aglomeraciones.
El nuevo Mercat de Sant Antoni
Lo/as paradistas, que abandonarán el mercat provisional el sábado 19 de mayo, viven esta nueva etapa con mucha ilusión. El nuevo Mercat de Sant Antoni será tres mercados en uno. Constará de 235 paradas, 52 de productos frescos/alimentación, 105 de encants (moda, juguetes, productos para el hogar, accesorios) y 178 del dominical de libros. El horario general será de ocho de la mañana a ocho de la tarde de lunes a sábado, salvo el mercado dominical. El de los encants de 09:30 a 21:30 lunes, martes, viernes y sábados. Aquí el plano del mercat.
Así, Sant Antoni renace como mercado de referencia en Barcelona, al igual que La Boquería o El Ninot. Lo/as comerciantes tienen ilusión de volver a la misma liga que estos comercios pero están de acuerdo en que si bien no hay nada mejor que un puesto abarrotado, hay que controlar el flujo de visitantes. Por eso, pedirán a los visitantes que no se amontonen en las paradas o los pasillos o no vayan sin camiseta. Su objetivo es mantener su espíritu de mercado de barrio y no morir de éxito.