Al igual que los de Nueva York o Buenos Aires, se distinguen por estos colores.

Al contrario que en otras ciudades, donde son blancos con una franja de color o directamente negros, los taxis de Barcelona son amarillos y negros. Dan personalidad propia a la ciudad, tanto que se han convertido en un elemento más a incluir en postales, souvenirs y guías turísticas ¿Pero por qué este y no otro? La respuesta, como gran parte de la imagen de la capital catalana que tenemos hoy día, se remonta a una de las mejores épocas de su historia: el siglo XIX.

taxi de barcelona
Taxi de Barcelona actual.
Revolución del transporte en Barcelona

A finales del XIX Barcelona estaba en plena Revolución Industrial. El humo de las fábricas textiles cubría el cielo de una ciudad cada vez más conectada gracias a las nuevas líneas de ferrocarril. Y los automóviles, aunque solo la burguesía podía permitírselos ya que eran un signo de distinción. Durante muchos años convivieron con los coches de caballos, los “taxis” de la época, que llevaban en funcionamiento desde principios de siglo (con los conflictos que eso genera, lo de Cabify y Uber no es nuevo). En la segunda mitad se hizo necesaria una regulación del tráfico rodado, especialmente con el plan Cerdà y el derrumbamiento de las terceras murallas de la ciudad en 1859.

De ese modo, en 1864 el Ayuntamiento introdujo por primera vez el concepto de “coche-plaza” y publicó un código de circulación y unas normas comunes para estos primeros taxis, como instalar un taxímetro o pintar una línea bajo la ventana. Según el color la tarifa variaba. Los que la coloreaban de blanco eran los más baratos (40 céntimos por kilómetro), seguidos de rojo (50 céntimos), amarillo (60 céntimos) y azul (80 céntimos).

taxis de barcelona
La primera matrícula que se instaló en Barcelona fue el 3 de agosto de 1907.

 

Mientras tanto, la ciudad seguía creciendo. La Exposición Universal de 1898 y la Internacional de 1929 abrieron Barcelona al mundo y llegaron lo/as primero/as turistas. Había clientes… y una competencia feroz entre compañías de taxis para satisfacerlos. Tanto, que en 1934 el Ayuntamiento intervino con el establecimiento de una tarifa y color único: el amarillo.

Taxi de Barcelona matriculado en 1924.
El color más útil

La elección de este color responde a motivos meramente prácticos. A principios de los años veinte el empresario de coches de alquiler John Hertz financió un estudio para determinar qué color era el más visible a distancia. La respuesta, como adivinarás, es el amarillo. Por eso pintó toda su flota de ese tono y llamó a su compañía-la gestora de los taxis de Chicago- Yellow Cab Company. La misma premisa se aplica a Nueva York, Buenos Aires o Rosario, ciudades que también tienen taxis amarillos.