El Palau de la Música es uno de los máximos exponentes del modernismo catalán. Proyectado por Lluís Domènech i Montaner, desde 1997 es Patrimonio de la Humanidad.

Cuando se piensa en modernismo catalán el primer nombre que viene a la cabeza es Antoni Gaudí. Con él, grandes obras como la Colonia Güell, la Sagrada Familia o el Park Güell. No obstante, no solo de trencadís vive esta corriente. Existen otros arquitectos que también han proyectado muchos de los edificios más imponentes de la capital catalana. Uno de ellos fue  Lluís Domènech i Montaner (1850-1923), autor del Palau de la Música Catalana.

Este edificio se construyó entre 1905 y 1908 como sede del Orfeón Catalán. Las obras las pagaron las mismas familias burguesas, financieros e intelectuales que, sesenta años antes, financiaron las obras del Liceu. Su ornamentada fachada, las columnas y, especialmente, la majestuosidad de su sala de conciertos hicieron que en 1997 la UNESCO lo declarara Patrimonio de la Humanidad. Aquí unas imágenes para comprobar que ese título se le queda corto.

La fachada

De la fachada principal, la que da al carrer Sant Pere, destaca el conjunto escultórico que hace referencia a la canción popular catalana. Este incluye niños, ancianos y campesinos pero también a personajes de la clase alta. Un mensaje de que todo el mundo está invitado a disfrutar del Palau de la Música.

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La fachada del Palau de la Música hace referencia a la canción popular catalana.

 

El balcón

Está formado por columnas de ladrillo rojo y cerámicas que combinan la técnica del trencadís con otros estilos. También se pueden apreciar los bustos de diferentes genios sobre construcciones dóricas, como Bach, Beethoven o Wagner.

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La fachada del Palau de la Música.

 

La Sala de conciertos

Si existe un lugar en Barcelona con posibilidades altas de que sufras el síndrome de Stendhal, ese es la sala de conciertos del Palau de la Música. Está presidida por un órgano sobre el escenario, en torno a cual gira todo. Lo custodian dos columnas habitadas por  musas que desembocan en las valkirias de Wagner emergiendo del techo. A un lado, el rostro de Anselm Clavé, compositor catalán y fundador del movimiento coral en España. Al otro, el gran Beethoven. El resto de la gran habitación está decorado con elementos de la naturaleza, como flores, pavos reales y palmeras. Todo esto iluminado por la luz que se filtra a través de la claraboya, que actúa como un gran sol de colores.

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La Sala de Conciertos del Palau de la Música.

 

Uno de los hechos más significativos ocurridos en la Sala de Conciertos son los denominados Fets del Palau el 19 de mayo de 1960. Se celebraba un concierto para festejar el centenario del nacimiento del poeta catalán Joan Maragall. Estaba programado y aprobado que la actuación terminara con El cant de la Senyera, una de sus composiciones. Un día antes, el gobernador civil de Barcelona, consciente del simbolismo de esta canción, la prohibió.

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El Palau de la Música
visto desde arriba

 

Este acto de censura franquista no quedó impune. El día del concierto el Orfeó Catalá no entonó El cant de la Senyera pero sí lo hizo parte del público. También se lanzaron octavillas escritas por Jordi Pujol (futuro presidente de la Generalitat) tituladas Us presentem el General Franco, haciendo una dura crítica al régimen.

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Butacas del Palau.
Sala Lluís Millet

Es una sala de descanso y tertulia en honor que lleva el nombre del fundador del Orfeó Catalá. Uno de los elementos más destacados son las vidrieras del balcón y sus columnas inundadas de mosaicos.

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Las columnas de la Sala Millet.
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