La casa Batlló y la Pedrera no son los únicos edificios modernistas de Barcelona. Aquí va una ruta por algunas maravillas arquitectónicas que solemos olvidar.

Cuando se piensa en cuáles son los edificios modernistas de Barcelona más conocidos, siempre vienen los mismos nombres. Casa Batlló por aquí, Park Güell por allá, la casa Amatller… Que sean los más conocidos no significa que sean los más interesantes. Hay algunas obras de arte de la arquitectura que, aunque se salgan de los circuitos turísticos, merece la pena admirar.

Un poco de contexto

El modernismo no fue una corriente artística exclusivamente catalana, fue todo un movimiento que pintó Europa de color durante finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, en esta región se manifestó de una forma única y diferenciada. Los responsables fueron el renacimiento de la cultura catalana capitaneado por la Renaixença y un impresionante desarrollo urbano gracias al Plan Cerdá. A raíz de este momento de esplendor surgieron pintores que han pasado a la historia como Ramón Casas o Santiago Rusiñol y arquitectos que desarrollaron un lenguaje singular. No solo Gaudí, sino  Josep Puig i Cadafalch,  Lluís Domènech i Montaner o Josep María Pujol. Estos diseñaron algunos de los edificios modernistas de Barcelona más desconocidos ¿Quieres descubrirlos?

Palau Güell

Carrer Nou de la Rambla, 3-5.

Inaugurado en 1890, es el primer encargo importante que realizó Antoni Gaudí tras conocer a Eusebi Güell en la Exposición Universal de París de 1878. El industrial catalán le encargó la construcción de una vivienda en La Rambla, que habitaría durante años. Gaudí diseñó una fachada sobria y sin color, alejada del concepto que usaría en la Casa Vicens o la Batlló. No obstante, lo más interesante se encuentra en el impresionante diseño interior del edificio y en las chimeneas de la azotea. En ellas aplicaría el trencadís, la técnica que le convertiría en el padre del modernismo catalán.

Museos de Barcelona.
Entrada del Palau Güell.
Casa Bruno Cuadros

La Rambla 82.

A finales del siglo XIX Bruno Cuadros, un popular comerciante de abanicos, paraguas y mantones decidió dotar de personalidad propia al negocio que tenía en La Rambla. Para eso le encargó al arquitecto Josep Vilaseca i Casanoves que decorase la fachada del inmueble. Cuentan que este acababa de volver de un viaje por Japón y que se inspiró en el arte oriental para diseñar uno de los edificios más originales de Las Ramblas. Lo reconocerás por su enorme dragón, guardián de la zona desde 1883.

El dragón de la Casa Bruno Cuadros o ‘casa de los paraguas’.
Palau de la Música

Carrer Palau de la Música, 4-6.

Se construyó entre 1905 y 1908 y es, sin lugar a dudas, uno de los edificios modernistas de Barcelona más impactantes. Una verdadera obra de arte proyectada por el arquitecto barcelonés Lluís Domènech i Montaner. Su sala de conciertos es una de las más imponentes del mundo y está repleta de simbolismo. El órgano, situado en el centro, representa el sol, un sol iluminado por una cristalera de luz natural en un bosque donde conviven las valquirias de Wagner, musas, el busto de Beethoven o el de Anselm Clavé. Todo un espectáculo.

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La sala de conciertos del Palau de la Música.

 

Casa Comalat

Avinguda Diagonal, 442.

La Casa Comalat es uno de esos edificios que, si pudiera visitarse, competería perfectamente con la Casa Batlló. Es un diseño de Salvador Valeri Pupurull, que estaba muy influido por Gaudí. Construida entre 1906 y 1911, parece un castillo de cuento de hadas. Tiene dos fachadas repletas de ornamentos florales, balcones recargados y formas orgánicas. Quien ha tenido la suerte de verla por dentro recalca su carácter mágico y la originalidad de su vestíbulo.

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Entrada de la Casa Comalat.

 

Torre Bellesguard

Carrer de Bellesguard, 16.

Su nombre oficial es Casa Figueres y es una de las obras más desconocidas de Gaudí. Un verdadero castillo a los pies del Tibidabo con un estilo arquitectónico que mezcla el modernismo y el gótico. Tiene un importante recorrido histórico a sus espaldas: fue el castillo del rey de Aragón Martín I el Humano en 1410 y funcionó como orfanato durante la Guerra Civil. Desde 2013 se puede visitar y aquí se organizan conciertos y obras de teatro.

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La torre Bellesguard.

 

Cripta Gaudí de la Colonia Güell

Calle Claudi Güell, Santa Coloma de Cervelló.

La Colonia Güell es una de las joyas modernistas más desconocidas e impresionantes de Cataluña. Las obras empezaron en 1890, una época de inestabilidad política y social, con atentados anarquistas, revueltas, una huelga general y graves enfrentamientos con la Guardia Civil. Para que ese sentimiento de crispación no contagiase a los trabajadores de su fábrica textil de Sants, Eusebi Güell le encargó a Gaudí la construcción de una colonia cerca de su residencia de Santa Coloma de Cervelló. No era el primer industrial que tomaba una decisión similar. Sin embargo, fue más allá y procuró que tanto sus operarios como sus familias vivieran en las mejores condiciones posibles. De ese modo, le encomendó a varios arquitectos la edificación de una escuela, un hospital, un teatro o una iglesia. De eso último se encargó Antoni Gaudí, que podía hacer lo que quisiera por petición de su mecenas y amigos. El resultado fue una increíble cripta que nunca terminó pero que el arquitecto definió como una maqueta monumental de la Sagrada Familia.

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La Cripta Gaudí.