La Diada de Sant Jordi es una jornada marcada por los libros y las rosas. Por eso, recordamos a algunos poetas que han hecho de La Rambla la protagonista de su arte.

Hablar de La Rambla es mencionar una parte intrínseca de la historia de Barcelona…y de cualquier persona que haya vivido en la ciudad. Es el Liceu en llamas, las floristas y las tertulias de principios de siglo; pero también paseos con los abuelos, chocolates calientes y noches de karaoke en la Sidecar. Recorrer Rambla arriba, Rambla abajo debería ser un ritual obligatorio para convertirse en un ciudadano de Barcelona como tal. Estos poetas lo saben y por eso, la hacen objeto de sus creaciones:

Jacint Verdaguer (1845-1942)

Mosén Jacint Verdaguer fue una de las figuras más importantes de la Renaixença catalana. Sacerdote y poeta, vivió parte de su vida en el Palau Moja (en La Rambla) como protegido de Antonio López y López, primer Marqués de Comillas. Su obra más relevante es L’Atlántida pero también dedicó bellas palabras a Barcelona y al Monumento a Colón.

Aquel nombre de Cristóbal
es el nombre de Colón; es la leyenda
pintada con los pinceles de diez siglos
es la misma vida.

Retrato a Jacint Verdaguer.
Ana María Moix (1947-2014)

Ana María Moix fue una poeta, novelista, escritora de cuentos y editora barcelonesa. De fuerte carácter y espíritu rebelde, fue la única mujer en aparecer en la antología de Nueve novísimos poetas españoles (1970), en el que se reúnen obras de los autores más relevantes de la década de los sesenta, como Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo María Panero o Guillermo Carnero. Esta fue la observación que tanto ella como su hermano, Terenci Moix, dejaron escrita sobre La Rambla:

“La Rambla configura un paréntesis donde lo imprevisto y la mezcla mandan sobre la gente que desde hace muchos años ha conseguido convertir la capacidad de convivir con otras culturas en una característica casi étnica, y esto se ha conseguido gracias a la adopción de  normas cívicas nunca escritas ni explicitadas, las cuales se podrían resumir en un emblemático vivir juntos pero no mezclados. Para mezclarse hay que someterse a dejar de ser -ni que sea un poco- lo que somos para ser lo que son los otros”.

Ana María Moix

 

Josep Maria de Sagarra (1894-1961)

Josep María de Sagarra i de Castellarnau fue uno de los dramaturgos y poetas más importantes en lengua catalana. Fue enamorado de las calles de Barcelona, en concreto de La Rambla, a la que dedicó una de sus obras de teatro: La Rambla de les floristes (1935). Esta relata las aventuras y desventuras de Rosa María Sardá, una florista que se encuentra con toda clase de personajes variopintos en la Cataluña de 1860. Este es uno de sus fragmentos:

«Usted sabe qué es, la Rambla de las Flores?
Hay más pelados que ricos, más gente chiflada
que gente con el cerebro apuntalado».

Josep María de Sagarra.

 

Eduardo Mazo

A este poeta argentino le conocen como El Poeta de Las Ramblas, ya que estuvo durante más de veinte años ejerciendo su arte en el paseo más emblemático de Barcelona. Exhibía sus composiciones en grandes paneles de madera y tenía un aspecto peculiar, pues era un bohemio en toda regla. Este es uno de los versos dedicados al paseo en el poema A La Rambla con amor.

«Y un poeta te escribe la falda;
y un pintor te da un beso en la boca,
y en tu piel se conjugan a un tiempo
la humareda, la fiebre y la lógica».

Eduardo Mazo

 

Jaime Gil de Biedma (1929-1990)

Se le considera uno de los poetas más importantes de la segunda mitad del siglo XX y de la Generación del 50, la de los niños de la guerra. Seductor, inteligentísimo y crítico con los poetas de su tiempo, su obra es breve pero intensa. En Albada dedica unos segundos a hablar de los pájaros cabrones de La Rambla.

“Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros -cabrones-
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
después de amanecer”.

Jaime Gil de Biedna.

 

Federico García Lorca (1898-1936)

De Lorca podemos decir que era un ramblista enamorado. El paseo le inspiró para escribir una de sus grandes obras, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores. De hecho, en la presentación de esta pieza, dedicó uno de los textos más emotivos que se han escrito sobre Las Ramblas, describiéndola como “la única calle en la tierra que desearía que no terminara nunca”. Puedes leerlo aquí.

“Se dice, y es verdad, que ningún barcelonés puede dormir tranquilo si no ha paseado por la Rambla por lo menos una vez, y a mí me ocurre otro tanto estos días que vivo en vuestra hermosísima ciudad”.

Ilustración de Federico García Lorca para La Rambla Barcelona | Autora: Sinsombra.