La Plaza Real es bares, música en directo y gastronomía pero también es cambio, historia y arquitectura.

A la Plaza Real se la conoce por estar rodeada de terrazas y bares. También por la Jamboree, las actuaciones durante la Mercé y, los más veteranos, por la feria de sellos. Forma parte de La Rambla y La Rambla forma parte de ella. Al igual que el paseo barcelonés, es una explosión de nacionalidades, edades y culturas. En suma, si no la has visto reproducida en cientos de postales, guías y fotos de Instagram, no la has visto en ningún sitio.

Sí, la Plaza Real es tan conocida a nivel nacional e internacional que es fácil creer que no tienes secretos para ti. Aun así, su historia es un reflejo de los acontecimientos más importantes que ha vivido Barcelona en los últimos siglos. Si quieres vivirlos en primera persona, acércate a esta plaza, siéntate en la fuente que la corona y trasládate al siglo XIX. Aquí empieza todo.

farolas de la plaza real
La Plaza Real un día cualquiera.

 

Se construyó entre 1848 y 1860 en honor al rey Fernando VII,  para enaltecer la monarquía. Es espacio lo había ocupado anteriormente el Convento capuchino de La Matrona, quemado durante las revueltas anticlericales de 1835. La diseñó el arquitecto Francesc Daniel Molina Casamajó siguiendo el estilo de las tradicionales plazas mayores españolas.

En el centro de la Plaza Real se encuentra la Fuente de las Tres Gracias. Cuando se inauguró la plaza había una estatua de Fernando el Católico pero  la destrozaron a pedradas. Tras la I República (1873-74) se instaló esta fuente con las figuras de las diosas del encanto, la creatividad y la fertilidad. Junto a la fuente están unas farolas que diseñó Antoni Gaudí cuando aún no era conocido.

barcelona y gaudi farolas
Las farolas de la Plaza Real son un diseño de Gaudí.
Una Plaza Real, como la vida misma

En la década de los setenta del siglo XX el activista José Pérez Ocaña transformó Las Ramblas en un símbolo de libertad. El pintor las recorría vestido con mantón de manila para reivindicar los derechos de los homosexuales. La Plaza Real era uno de sus escenarios y un espacio querido por el pintor. Cuentan que dijo que la Plaza Real no era tal porque se hiciera en honor a un rey, sino porque era real como la vida misma.

El activista José Pérez Ocaña paseando por La Rambla.

 

En los ochenta la plaza se revitalizó. Se plantaron las conocidas palmeras y el espacio empezó a llenarse de terrazas y bares. Hoy, es uno de los puntos más concurridos de Barcelona. Tanto por los turistas que recorren Las Ramblas como por los locales en busca de buena música en directo. En ocasiones especiales, como en La Mercé o en la Festa del Roser, se convierte en el escenario de representaciones teatrales, bailes y conciertos. Este espíritu polifacético la convierte, sin duda, en el rincón con más personalidad de La Rambla.